23 de febrero de 2011

CORRIENDO POR SEVILLA (Por Faustino García)

 Sevilla era mi objetivo, mi destino; había puesto todas mis esperanzas para ganar mi particular guerra contra la distancia mítica, los 42.195 metros, el MARATÓN. Cinco había terminado, y las cinco me habían ganado, por una causa o por otra, las había estropeado en los últimos siete kilómetros, a partir del 35. Muchas veces había desistido de participar por temor y respeto, casi miedo. Pero esta vez, una vez más, me presentaba a la reválida. Mi marca antes de Sevilla, 3 horas 21 minutos, pero quería bajar de 3 horas 10 minutos.
El resultado obtenido en la Media Maratón de Getafe me daba ánimos para afrontar este importante reto, pero el temor se iba apoderando de mí, los últimos entrenamientos, me parecía que iba muy pesado, y cada día que se acercaba crecía la ansiedad, la preocupación. Hasta Sevilla partí el viernes, llegando directamente al Estadio de La Cartuja, epicentro de la prueba, recogida de dorsales y para el hotel. El sábado, turismo por la ciudad hispalense, y por la noche compartimos mesa Jorge, Raul, Juli y el que suscribe. Después de la cena, para el hotel.




A las 7’15 horas suena el despertador, en pie, comienza la batalla. Primero aprovisionarse el estómago para aguantar la jornada. Café, croissant, zumo de naranja y un plátano. Con este equipaje al estadio. Todos los aparcamientos a rebosar, mucho ambiente y al ruedo. El majestuoso estadio, casi vacío el graderío, acogía a más de 4.000 valientes, insensatos o aventureros esperando el pistoletazo de salida, y éste sonó, la gran marcha comienza.
Salida del estadio, y salida por la Avda. Carlos III, y vuelta por la paralela hasta el Parque del Alamillo, no hay que mirar el reloj, el cuerpo es el mejor cronómetro. En este tramo, nos encontramos con la cabeza de la carrera, una docena de atletas africanos empiezan a un ritmo endiablado y después un pequeño grupo de blancos, entre ellos Pablo Villalobos. Una vez salimos del Parque del Alamillo, acometemos el puente de la Barqueta, kilómetro 10, mirada al cronometro, 44:02 minutos, muy buen ritmo de carrera, y sin sensación de agobio. Empiezo a situarme, avanzan los kilómetros con un grupo de gente de Ceuta, el ritmo es el parecido, buscan una marca parecida a la mía, 3 horas 10 minutos, pero no me dejo llevar, voy a mi ritmo; en el catorce alcanzo a Alfonso, el podólogo, con su equipación de Plasencia, porque está federado y corre el Campeonato de España; breve saludo, y las piernas me siguen llevando, por lo que le dejo, voy muy bien. Llegada al kilómetro 16, a la altura del hotel donde estamos alojados, ahí están mi mujer, mi madre y mis hijos, ánimos y seguimos hacia delante.
Por la Avenida Kansas City, avanzamos hacia el kilómetro 20, 1:27:26, parcial de 43:24 minutos, esto va perfecto, pero hay que mantener la cabeza serena. Medio Maratón 1:32:09, ya hecho cuentas, si doblo, bajo de 3:05, pero aún quedan 21 kilómetros.
En el kilómetro 22, alcanzo a Javier Rodríguez, me indica que un poco más adelante está Antonio Serradilla, y que lleva un buen ritmo, le veo, pero no me quiero cebar en coger a nadie, sigo a mi ritmo, y si puedo le agarraré. Sucede en el 24, me quiero quedar con él, Antonio me dice que siga mi camino, que voy muy bien, y le hago caso. Paso el Sánchez Pizjuan, kilómetro 25, feudo sevillista, busco el estadio del eterno enemigo, el Benito Villamarín, también le paso y llego al kilómetro 30, mirada al reloj, 2:10:46, 43:20 de parcial, seguimos mejorando, perfecto, quedan tres puentes.
Por el kilómetro 31 accedemos al barrio de Triana, por el Puente de los Remedios, y sigo a muy buen ritmo, en el 35, en vez de pararme como las otras maratones, cambio el ritmo y adelanto a bastantes corredores, salgo por el Puente del Cachorro, y busco el puente de la Barqueta, kilómetro 38, y pasamos a buscar el final, la meta.
Llegamos al parque del Alamillo, buscando el kilómetro 40. Estos dos kilómetros se hacen eternos, el parque está vacío, no hay ambiente y según le vamos rodeando, va a apareciendo la figura del estadio, el lugar de llegada. Echo la vista al reloj, 2:53:42, parcial de 42:56, mi mejor parcial, la carrera está siendo perfecta. Ya solo quedan 2.195 metros, es un suspiro comparado con todo lo anterior. Cuando vea el kilómetro 41, ya será el último que vea en el asfalto, el 42 ya estará dentro del estadio. Llego al estadio, acceso por túnel, Victoria, Ana, están en la entrada, me animan, afronto ya la llegada, accedo al coso, ante mis ojos el graderío principal lleno de gente, allí están mi mujer, mi madre, mis hijos, físicamente, mi padre en el cielo, les tiro un beso, me emociono, afronto la recta de llegada, cruzo la meta, 3 horas, 3 minutos, 7 segundos, un tiempazo; rompo a llorar de emoción.
Lo he conseguido, he vencido mis miedos, mis temores, soy capaz de correr un maratón. En estos momentos me acuerdo de mis familiares más cercanos, Marivi, mi mujer, Adrián y Víctor, mis hijos y mi madre, que están a mi lado, y de mi padre, que no está. Pero también tengo que dar las gracias a mis compañeros de entrenamiento los fines de semana, Antonio Serradilla, Manolo Jabonero, Güito y, en especial, a Julián, que siempre creyó en mí, haciéndome ver que lo podía conseguir, haciéndome sufrir en más de un entrenamiento, pero ha merecido la pena. En la comida de regreso, felicitaciones y abrazos de mis compañeros, ésta es la mayor recompensa.
Tal vez podría haber bajado de las tres horas, no lo sé, quizás si, quizás no, pero la marca, formidable, está ahí. Si hubiera ido un poco más rápido, podría haber reventado después, o tal vez no, pero la barrera de las tres horas está ahí.
Y ahora la pregunta, ¿y cuándo es la próxima?.

3 comentarios:

  1. ¿Cómo que para el hotel? ¿Esas copitas en Sevilla en la noche Sevillana? Yo creo que fue lo que te dió el punch definitivo para vencer tus temores. Enhorabuena.
    P. D. Ya sabes la receta: Alternar el día antes

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  2. Es que hay cosas, amigo Jorge que no se deben comentar, porque no son politicamente correctas.
    Pero ahora, nuestros rivales ya conocen nuestro secreto, y nos van a intentar emular.

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  3. hola faustino quiero que sepas que sabia que lo ibas hacer fenomenal por que te veo entrenar y estas este año fuertisimo y motivado y eso ayuda mucho, es mas tenia la certeza que ibas a bajar de las 3 horas se lo comente a Antonio y a varios amigos pero por tus miedos estubistes controlando pero lo mejor que corristes sin agobios y por senseciones y terminastes super bien, me alegro mucho por ti la prosima vez hay que intentarlo. un saludo el juli.................

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